Este estudio parte de una premisa clara: los jóvenes viven en un entorno digital donde noticias, entretenimiento y opinión se mezclan constantemente, y donde los bulos forman parte del día a día. Esta saturación informativa, rápida, emocional y difícil de filtrar, condiciona cómo interpretan la realidad y cómo gestionan su bienestar.
Para comprender este fenómeno, este informe analiza tres dimensiones clave: los hábitos de consumo informativo y la exposición a la desinformación, las consecuencias emocionales de convivir con contenidos falsos y las implicaciones sociales y democráticas que afectan a su confianza y participación. En conjunto, ¿Cuanto cuesta una mentira? ofrece una visión integral de un reto que ya es generacional.